A Oaxaca se va a un montón de cosas increíbles, pero de entre todas, la favorita de tantos es ir a comer. Y comer bien. La oferta es vasta y variada; todos tenemos nuestros restaurantes consentidos, pero hoy te voy a presentar tu nuevo favorito: Alfonsina. En su momento, alguien me lo describió como “una oda al maíz”, pero va más allá. Hay una constante alrededor del restaurante, algo muy en común con lo que la misma ciudad de Oaxaca representa: el encuentro, sólo que Alfonsina no lo festeja en una plaza con danzantes, sino –espectacularmente– al plato con la cocina de Jorge y Elvia, su madre, o con chefs invitados de todo el país.
Pero antes, sabiduría pura…
Oaxaca, nomás
Escoge tus cinco restaurantes favoritos de Oaxaca, venga, sí se puede. ¿O no? De hecho, no necesitan ser restaurantes en forma. Hay puestos en la calle como las tlayudas del Carmen Alto, o puestos mundialmente famosos en el mercado 20 de noviembre o en el de Abastos. Puestos que crecieron a restaurante en forma como las de san Jacinto, “aquí es común encontrarse al gobernador” me dijeron cuando llegamos. O podemos irnos al clásico estandarte (increíblemente bien ganado y sostenido) Casa Oaxaca, nomás no hay pierde. Y entre unos y otros hay una infinidad de cocinas que valen la pena probar a mañana tarde y noche, Las Quince Letras –una por cada letra en “Cocina Oaxaqueña”–, Criollo, Zandunga, La Casa de la Abuela, Los Danzantes, La Biznaga, Pitiona y un etcétera más largo que la cuarentena.
Además, hay un hecho importante, presente en muchos otros lugares, sí, pero pocas veces tan evidente como, no sólo en México, sino particularmente en Oaxaca: el precio promedio del cubierto puede no significar mayor diferencia en la calidad del plato.
Ahora, agreguémosle una dimensión más al tema: las regiones. La ciudad de Oaxaca es el centro geográfico, social, cultural y ceremonial de las 8 regiones que abarca «Oaxaca» como concepto (que, por cierto, es un concepto mucho, MUCHO más grande que un estado de la Federación); Costa, Istmo, Cañada, Papaloapan, Sierra Sur, Sierra Norte, Mixteca y Valles Centrales; cada una con sus tradiciones, cada una con sus ingredientes, cada una con sus platillos. A la pregunta “¿Cuál es tu cocina favorita en el mundo?”, mi respuesta –con trampa– es “la Oaxaqueña”, porque a su vez son tantas cocinas en una sola ciudad.
Oaxaca, donde «[…] nada es como nuestro juicio dicta sino como nuestra imaginación desea» diría Germán Dehesa.
Ahora sí,
Alfonsina
Lejos del centro o de cualquier cinturón turístico importante de la zona, Alfonsina está a 30 minutos del centro de Oaxaca (a $150-$250 pesos en taxi) hacia el sur, en San Miguel de la Raya, a unos metros del Aeropuerto de la ciudad. “No es un restaurante en sí, llegas a la casa del chef y su familia. La zona es rara, pero nomás llegas, tocas la puerta y listo”, fue una de las referencias que me dieron. La primera vez que fuimos la calle estaba en proceso de reparación y nos tuvimos que estacionar lejos, y tal cual: por más y mejores críticas y recomendaciones que tuviéramos, no teníamos idea de lo cortas que se quedaban.
Poco a poco, el restaurante empezó a llamarla atención de medios internacionales.
La historia del chef Jorge León León es digna de contarse aparte; empezó lavando platos en Casa Oaxaca, pero el chef Alejandro Ruiz lo tomó bajo el ala y lo lanzó al mundo. Ha trabajado con Enrique Olvera, llevando todos los platos con origen oaxaqueño nada más que en el Pujol, entre otros. Leon ha cocinado como invitado en las cocinas de los chefs más importantes del mundo. Una, literal, revelación en la cocina mexicana.
Y tras darle la vuelta al mundo, regresó a Oaxaca a abrir un restaurante con su madre. Like a boss.
Un lugar de encuentros
Uno de los representantes más jóvenes y emblemáticos de la alta cocina del país trabaja en comal de barro sobre leña. No es –claramente– practicidad. No es pretensión. No es pose. Es tradición. Tradición de mercado, de ingredientes lo más frescos y cercanos. Tradición de cocina familiar. Familia. Tradición de celebrar cada plato a la mesa, pero celebrándolo desde la cocina. Presentado en plato de barro rojo sin más adornos que la increíble sencillez de éste.
Y es aquí, cuando esa tradición tan bien guardada se cruza con la experiencia de Leon, donde tenemos el encuentro de tantos mundos que hace único a Alfonsina. Esa costumbre de encuentros, tan propia de Oaxaca.
Si estás en Oaxaca, vale mucho la pena que te des una escapada, ve a Alfonsina, punto. Si no estás en Oaxaca: lánzate a Oaxaca y ve a Alfonsina. Créeme. Ahora, si nunca has ido a Oaxaca (¬¬), esta es la razón correcta para enmarcar tu primer viaje 😎
Previa reservación. Son precios fijos por desayuno al gusto (todo alrededor del maíz, obvio) y por comida de varios tiempos. Los puedes encontrar en google maps, instagram o whatsapp (info en google maps).
oaxaca sin duda es un lugar maravilloso su comida su gente su arquitectura estuve el año pasado y realmente me encanto seguramente voy a volver excelente blog y articulo