Sin ser el único, ni abarcando a todos sus integrantes, el gremio de taxistas de vez en cuando cuenta con unos personajes cuyas historias son verdaderamente increíbles. A veces propias, a veces partícipes, a veces ajenas, a veces inventadas (al menos tres veces me han contado como propia alguna basura escrita(?) por Arjona, incluido el vocho 68). Y cuando las historias son realmente buenas, dan ganas de no llegar ni bajarse del taxi para seguir escuchando.
Hoy recordé una que me encanta.
Iba, en aquellas idas y venidas entre Barcelona y Madrid, como de costumbre, retrasadísimo para mi vuelo, sin querer arriesgarme tomé taxi al aeropuerto. En cuanto el chofer, cubano, se dio cuenta que era mexicano empezó a contarme de cuando él vivía en cuba. Tenía un especial cariño hacia México y los mexicanos, “me ayudaron” decía. Y me contó una gran historia: hacían ya un par de décadas, era primer piloto de marina mercante cubana. Su carrera había tenido altas y bajas, pero su último ascenso lo consiguió tras suplir por enfermedad a un capitán enfermo en una maniobra complicada. Amaba su país y no estaba en desacuerdo con el régimen.
Un día navegando en aguas internacionales con rumbo hacia Cuba, se encontraron con un bote de disidentes cubanos rumbo a Miami, llevaban un par de días a la deriva sin combustible ni agua. De entre los 6 tripulantes del bote, uno estaba especialmente delicado por insolación y deshidratación. Siendo él, el oficial de mayor rango en el puente fue llamado a cubierta para ver qué se hacía con el bote y sus tripulantes. Hablando con ellos vio que de ser posible, intentarían seguir hacia la Florida, por lo que les ofreció agua, combustible y atender al insolado en la enfermería del barco.
– Naveguen en esta dirección tantas horas y al amanecer cambien rumbo hacia el oriente para llegar a la Florida. ¡No se rindan! ¡Sí lo pueden lograr!
Cuando él llegó a puerto, tras los trámites y llevar al enfermo al hospital, regresando al barco, un oficial amigo suyo le dijo que alguien de su tripulación había rajado, que tras investigar un poco, si era cierto lo que decían, lo iban a buscar y procesar por ayudar a disidentes. Alegó que eran náufragos en aguas internacionales. “‘Usted y ellos son cubanos, atados a a la isla’, le dirán cuando intente defenderse” le dijo el oficial, “no pinta bien”.
Optó por enlistarse (en un puesto mucho inferior al propio) en un carguero que zarpaba rumbo a Veracruz en cuestión de horas. De pocos se pudo despedir. Llegando a Veracruz emprendió un camino de varios meses hasta Barcelona. Tras varios años de muchos trabajos, se compraba su, en aquel entonces, flamante taxi. Había hecho familia, una vida nueva “eso sí chico, sin olvidar la de antes: hago unas manitas de puerco de-li-cio-sas y bailo son cada semana! Cuando sé de algún barco de bandera cubana hace puerto aquí, rondo los bares de marinos a ver si encuentro a algún colega de oficio”. El señor se decía triste por el exilio, pero al mismo tiempo, y a pesar de todo: orgulloso de su isla.
Fue unos cuatro años después de haber llegado a Barcelona, cuando sin saber cómo (poco le importaba) recibió una postal cuyo anverso mostraba una fotografía de Key Biscayne, el reverso decía “No nos rendimos, sí lo pudimos lograr. Gracias!” firmada con un “5 + 1” con sello postal americano.
Como decía al principio, no sé qué tan cierta sea toda la historia, pero es tan buena que poco me importa. La postal la vi (aunque no la pude fotografiar, no tenía cámara a la mano), me quedé con el número del taxi esperando buscarlo y/o encontrarlo después, cosa que nunca se dio (me cae que si no lo intentaba, lo conseguía).
Excelente historia. Si me cuentan una de Arjona ni en cuenta, pues no entra en mis gustos la música de ese señor.
Muchas gracias mi buen! No No tampoco está en los míos, pero a un tal murphy se ensaña en los peseros justo el día que no traes audífonos, jaja.
Muy buena historia!!!
“Historias inspiradoras” las llamo. Para llegar a ser capitán de marina mercante seguro hay que invertir varios años, pero para ganarse el título de SEÑOR (con mayúsculas) hace falta toda una vida y acciones como ésta.
Muy buena la historia,realmente conmovedora!Lástima que haya otros que se queden en el camino!=(
Qué buena historia!
Yo que nunca tomo taxi…
Increíble la historia, con esto aprendemos que siempre debemos ayudar a los demás, como lo hizo el taxista.
Hay que aprender de la gente valiente que es capaz de hacer cosas inspiradoras. Sin duda la vida nos sorprende en el plano negatrivo, pero, gracias a dios, también en el postivo.
Sencillamente genial!
Muy conmovedora
Muy bonita historia va a ver que ir más en taxi.
Realmente, está muy bonita, y es cierto que los taxistas siempre tienen una historia que contar, en ocasiones pueden ser verdad en otras no, pero en fín, son muy buenos para entretener el camino. Saludines
Joder, debería poner más atención de vez en cuando…