De cumplidos inesperados (2 min read)

Una persona muy querida vive con un ELA muy agresivo (como si hubiera otro…) desde hace algunos años, y aunque su cuerpo hoy vive confinado al reposet o su silla de ruedas, su cabeza sigue a años luz de tantos de nosotros. Es alguien a quien personalmente le debo un sinnúmero de atenciones y favores, tanto para mí como para gente muy cercana.

Hace unas semanas le hice llegar la versión impresa de una de mis fotos favoritas de los últimos meses.

el ángel al atardecer

El otro día pasé un rato por su casa para saludarlo.

Entré a la habitación, ya la conocía, es una pequeña cápsula de memorias familiares, de gente querida, de momentos personales,… Una vida plena resumida en una treintena de fotografías. Aunque de entre todas, no vi la que le regalé. En realidad no tenía por que estar allí, lo sé, es su capilla tan personal. He de decir que estuviera donde estuviera la foto en esa casa, estaría acompañada (o acompañando) la espectacular colección de arte que cuelga de esas paredes.

La plática, con las dificultades propias de la enfermedad, fue caminando poco a poco hasta que en cierto momento me señaló hacia la esquina de la habitación y allí estaba mi foto. Debajo de una mesa, no muy a la vista desde donde yo estaba, pero allí estaba.

Chingá. No hay cómo no emocionarse.

Pidió su tablero (necesario para frases más largas que un par de sílabas), y pacientemente deletreó: “está allí porque es donde siempre la puedo ver”. Pum.

No hay cómo no estremecerse hasta el último hueso tras uno de los cumplidos más potentes jamás recibidos.

Parafraseándolo (con hectáreas de holgura), a veces el presente no se puede entender, pero si este señor lo disfruta y uno no, es que somos unos pendejos.

Sobra decir que esta foto no se volverá a imprimir jamás para colecciones privadas.

Actualización

MMME murió el 7 de Agosto del 2019. Nos deja tantas enseñanzas y un ejemplo de vida y frente a la adversidad, únicos. Cuando fue diagnosticado, hace unos años, a toda la familia nos pidió que, en su momento, hiciéramos nuestra –de su parte– lo que dice la canción catalana «Que tinguim sort», traducida al español aquí.


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