[…]Por eso, cuando hay mal tiempo y las cosas se ponen duras, el navegante experimentado blasfema –nadie tan proclive a eso como un marino– e insulta a Dios, al mar o a su perra suerte. Nunca al barco.
Arturo Pérez-Reverte, XLSemanal, 12 de julio de 2009
Un poco de contexto: hace esto pues es el barco quien sortea la tempestad, no él (el marino). Esta frase no deriva de una actitud de conveniencia-supersticiosa (jamás insultaría al mar). Supongo que en momentos de crisis (dicen que luego los hay) igual y yo tampoco blasfemaría contra mi barco o empleador, pero eso sería fundado razones completamente ajenas a las buenas hechuras de un barco.
Nota: la fecha es con la que está firmada la columna, supongo será impresa el próximo domingo. Ahora no tengo cómo comprobarlo.
Barcos….
Ya que citas a mi novio Arturo (ajá!), agregaría que este es mi regreso a tu blog después de que he dejado de visitarlo desde hace un rato.
Blasfemar contra nuestro barco es hacerlo contra nosotros mismos, mi Beco.
bueno estar con vos en su aniversario!
jajajaja!!!!
Cuando vi eso de “>>un punalin hace unos momentos escribió: ”
Caí en cuenta que no firmé
DOOH!!
Usted perdone, ando enamorada.
Abrazos
Hermoso el articulo de barcos!!
no me gusta mucho reverte
estare espeso no acabo de entenderlo
Bamonos a pescar ,me gusta mucho
Reverte es buen escritor, pero no me cae bien.