Y sí, así de dorado es el atardecer en esta playa, foto sin edición alguna.
Por cierto, no se bien quién fue el genio que lo nombró así, pero bueno. Las olas sin romper son de unos 3-4 metros, el spray cuando rompe alcanza los 6-7 metros. El hecho de que la ola rompa en tumbo (rompe al mismo tiempo en toda su extensión y no de izquierda a derecha [o viceversa]) hace que para bien o para mal no se pueda surfear.
Por acá otra muestra de la tranquilidad del Pacífico (cerca de San Francisco, CA).
Me encanta la composición, llega un momento en que no sabes donde empieza la playa y donde las olas, hacen una perfecta fusión debido al dorado del color.
Y me encanta la gaviota al centro, agua, aire y tierra.
Muchísimas gracias mi buen.
A mi hay una cosa en particular de esta que me gusta mucho: se ve al mar en tantas etapas, calmo tras tronar, medio calmo regresando y completamente bravo.
Un abrazo!
Me encanta el Dorado y esa ave que sobrevuela el paisaje..!
Quiero estar ya en el Dorado 🙂
Qué chingón momento preciso…
es simplemente hermoso